Regimiento Aragón.
La uniformidad elegida por la asociación Aetas Rationis es la del Regimiento Aragón de infantería de línea, creado en 1711 por D. Manuel de Sada y Antillón, razón por la que guardaría su nombre hasta 1718.
Los colores distintivos del Regimiento Aragón, blanco para la casaca y rojo para la divisa, se mantendrían a lo largo de todo el siglo XVIII. No obstante, el uniforme iría evolucionando a medida que avanzaba la centuria.
El equipamiento del soldado se componía de lo siguiente: tricornio de fieltro negro, galoneado en blanco (en plata el de los Oficiales) por ser plateado el botón del uniforme, y con una cucarda roja. Casaca de paño blanco con las vueltas de las mangas en rojo. El forro sería igualmente rojo hasta 1748, excepto durante la campaña de Sicilia (1718-1720) en que se dispondría blanco por razones económicas. Del mismo modo, hasta 1748 la casaca no llevaría cuello, salvo en el caso de los Oficiales que podían incorporarlo o no, a su albedrío. Desde 1718, las carteras de los bolsillos tendrían seis botones como distinción por el comportamiento del Regimiento en la Batalla de Melazzo. Chupa o almilla de paño rojo, eventualmente con mangas amovibles en el caso de la tropa, y con una apertura central en el vuelo posterior, al menos en el caso de los Oficiales (para permitirles montar a caballo con comodidad). Entre 1718 y 1720, por las razones mencionadas respecto al forro de la casaca, la chupa sería igualmente blanca. Camisa y corbata de lienzo. Calzón de paño rojo (blanco entre 1718 y 1767). El cierre sobre la rodilla se haría con cinta, hebilla o botón, y la abertura lateral se cerraría por los mismos medios. Medias de estambre, de color rojo al menos durante la primera mitad del siglo. Zapatos negros con hebilla. Polaina de lienzo blanco con botones negros de hueso o cuero. Jarretera de cuero con hebilla de latón para sujetar las medias o las polainas por debajo de la rodilla. Biricú (ceñidor con tahalí porta-espada) en cuero de su color. Después de la Guerra de Sucesión, la tropa dejaría de llevar espada, quedando ésta reservada para los mandos (Oficiales, Sargentos y Cabos), músicos y granaderos. Porta-bayoneta independiente del porta-espada, colgado sobre la cadera izquierda. Cacerina (cartuchera ventral) de cuero de su color, que normalmente albergaba un taco de madera agujereado para alojar los cartuchos del fusil. Polvorín o cebador de madera, hueso o cuero con pólvora más fina que la del cartucho, para cebar la cazoleta del fusil. Normalmente se llevaba junto a la cacerina (colgado de la misma o del cinturón) o bien sobre el costado derecho, colgado del hombro izquierdo. Frasco de madera, cuero o hueso, que se llevaba colgado del hombro izquierdo sobre el costado derecho, con pólvora de reserva. Armas: fusil de chispa, espada o sable de infantería y bayoneta.
Los granaderos, en vez de tricornio vestían la birretina o gorra granadera (aunque su morfología cambiaría a lo largo del siglo, se trató siempre de un sombrero ligeramente cónico para que su forma no embarazara el lanzamiento de las granadas) y su equipamiento se completaba con la bolsa granadera, que servía de alojamiento a las granadas y colgaba sobre el costado derecho desde el hombro izquierdo. En la bandolera, a la altura del pecho, se llevaba el portamecha, un cilindro metálico que alojaba la mecha con que se prendían las granadas.
Los Oficiales además, portaban gola (media luna metálica dorada o plateada, reminiscencia de la gorguera de la armadura, que exhibían colgada del cuello cuando estaban de servicio), dragona (cinta cosida sobre el hombro derecho con sus dos cabos cayendo sobre el brazo) y bastón de mando para evidenciar su rango. Rango que, por otra parte, se reconocía en los galoneados con que orlaban la casaca, así como en la superior confección de su vestuario. El mando se evidenciaba igualmente con las armas de asta propias del rango: el espontón, reservado al Capitán; y la alabarda, reservada al Sargento.